lunes, 22 de enero de 2007

Trastornos de la sexualidad

Detrás de todos los trastornos sexuales esta el miedo.

El orgasmo amenaza nuestro Yo, ya que libera una fuerza que no podemos dominar, que no podemos controlar.

Todos los estados de éxtasis o delirio desencadenan en las personas fascinación y temor. El temor se acrecienta en la medida en que una persona esta acostumbrada a controlarse. El éxtasis es perdida del control.

La persona que, por miedo a perder el control, constantemente se ejercita en el autodominio, encuentra muy difícil renunciar al control del yo solo en la sexualidad y dejar libre curso a los acontecimientos.

Si quieren experimentar el orgasmo, tanto el hombre como la mujer tienen que relajarse, dejar que las cosas sigan su curso.


La frigidez indica que una mujer no quiere entregarse plenamente sino que quiere hacer de hombre. No desea supeditarse, no quiere estar “abajo”, quiere mandar. Estas ansias de dominio y de poder son expresión del principio masculino e impiden que la mujer se identifique plenamente con el principio de la feminidad.


La mujer frígida no quiere relajarse ni abrirse, sino mantenerse fría.


Detrás de la impotencia está el temor a la propia masculinidad y a la propia agresividad. Tiene miedo a tener que mostrar su hombría. Es temor a la femineidad, ve lo femenino con temor a que lo engulle. Tiene miedo a la acción, se identifica con el papel pasivo.

Cuanto mayor es la presión, más inalcanzable la erección.

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